Si por algo es conocida, es por ser la ciudad natal de Copérnico, el gran astrónomo que demostró que la Tierra giraba alrededor del Sol, y no al contrario, como se había creído hasta entonces.

Es también, una ciudad llena de leyendas que os iremos contando a lo largo de esta visita.

¿A que sólo con esto, Torun, ya empieza a estar dentro de vuestros planes de viaje?

Torun, es uno de los pocos destinos del norte de Polonia que apenas sufrió daños durante la II Guerra Mundial, por lo que, a día de hoy, conserva una importante cantidad de edificios medievales originales. Esto, la ha llevado a ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Se trata de una ciudad pequeña que se recorre fácilmente a pie en 1 día y todo gira en torno a la Plaza del Mercado (Rynek Staromiejski), así que, empezamos nuestra visita por ahí.

La plaza del Antiguo Mercado de Torun es el punto más importante de la ciudad. Es un lugar muy turístico, muy bonito y donde podemos encontrar numerosos restaurantes para comer. Siempre hay mucho movimiento de gente.

En el centro de la plaza se encuentra el antiguo Ayuntamiento que data del s.XIV. Cuenta la leyenda que, el Ayuntamiento, también hacía las veces de calendario. Así, sus 4 torres representan las estaciones del año; las 12 habitaciones grandes, los meses; las 52 pequeñas, las semanas; aseguran que entre todas suman 365 ventanas y que, por supuesto, el año es la gran torre, que mide 40 metros y que tras 200 escalones regala las mejores vistas de la ciudad.

¿Os atrevéis a subir hasta arriba? Si la respuesta es sí, aquí os dejamos la web oficial de los Museos de Torun donde podéis encontrar los horarios y precios de cada uno de ellos, y, por supuesto, de la Torre del Ayuntamiento.

Justo a los pies del Ayuntamiento está la estatua de Copérnico de 2,5 metros de altura y también, la Fuente de las Ranas. Esta fuente representa una leyenda que cuenta cómo hace 200 años un violinista consiguió con su música librar a la ciudad de la plaga de estos anfibios que sufría.

Y ahora, dejamos la Plaza del Mercado para visitar la casa de Nicolás Copérnico.

Está situada en el número 17 de la calle… ¿adivináis cual puede ser el nombre? ¡Exacto! ¡Copérnico!. En esta casa gótica se encuentra el museo interactivo que recorre su vida y trabajo. Algunas leyendas urbanas dicen que Copérnico nació en la misma casa, aunque no hay nada comprobado

A pocos metros de allí, al final de la misma calle, se levanta el edificio de ladrillos rojizos que es la catedral gótica de St. John, dedicada a San Juan Bautista y San Juan Evangelista, los 2 patrones de la ciudad.

Se comenzó a construir en el s. XIII finalizando en el XV. Y, como todo en esta ciudad, tiene un par de curiosidades. Una es que, a Copérnico le bautizaron en su pila bautismal. Y la otra nos cuenta que su campana se llama Tuba Dei (Trompeta de Dios) , pesa 7 toneladas y para subirla hasta la cima de los 52 metros de su torre tuvieron que construir una rampa de un kilómetro de longitud por encima de los tejados de las casas. Pero, lo más increíble de todo es que unos bueyes se encargaron de arrastrarla hasta su destino… Habiendo visto en directo la catedral os podemos decir que nos cuesta bastante imaginar a los bueyes, peeeero… aquí todo es posible.

Sin embargo, esto de las leyendas no acaba aquí, y es que, la conocida como «Torre Inclinada» una torre que forma parte de las murallas medievales y que está desplazada en su parte superior 1,5 metros, también tiene la suya…

Cuentan que, fue construida en el s. XIV por un caballero de la Orden Teutónica que quería, con ella, simbolizar lo torcida que estaba su vida.

Pero, la realidad es que se construyó recta y que fue la inestabilidad del suelo de arcilla la que provocó su cambio. 

A día de hoy, se reta a los visitantes a que consigan mantenerse pegados a su pared que va aumentando progresivamente la inclinación. Si lo conseguís, es que vuestra vida está enderezada.

Si paseamos por sus murallas, nos iremos encontrando otras torres y puertas, como la del Puente, que recibió este nombre por ser el lugar de donde salía el primer puente que hubo sobre el Vístula. A día de hoy, todavía conserva las marcas que muestran los niveles más altos que ha alcanzado el río con sus crecidas.

O la puerta del Espíritu Santo, que conducía directamente al monasterio del mismo nombre, donde se dice que fue inventada la «katarzynka», el molde que sirve para elaborar las galletas de jengibre más características de la ciudad.

Y como no, aquí tenemos otra leyenda que cuenta la historia de un joven pastelero y su enamorada Caterina. Este, quiso regalarle una galleta de jengibre con forma de dos corazones y dos anillos, pero al poner la masa muy cerca todo se juntó, creando la famosa forma.

Hablando de jengibre… si os encanta este sabor, que sepáis que en Torun hay un museo dedicado a esta planta aromática donde aprenderéis a elaborarlo como se hacía a la antigua usanza: masa, rodillo y horno.

Así que… ¡¡manos en la masa!!

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