¿Has tenido alguna vez la sensación de estar llegando tarde a un destino?
Eso pasa con Montenegro.
Un país que suena lejano, exótico y hasta un poco inventado (como de novela de espías) pero que en realidad está a un vuelo + alquiler de coche de tu próxima escapada inolvidable.
Porque sí.
Aquí hay costa, historia, naturaleza de la que te pone los pelos de punta y un ambientazo que mezcla lo mejor del Mediterráneo con lo más auténtico de los Balcanes.
Y lo mejor de todo: Sin multitudes. Sin postureo. Sin arruinarte.
Te lo advertimos: Montenegro engancha.
Y por si aún te falta el último empujón, aquí tienes 5 lugares que te harán decir eso de: “¿Cómo puede ser que esto no esté en todas las guías?”.

1. Kotor: La joya medieval que se esconde en un fiordo (sí, has leído bien).
Nada más cruzar la frontera desde Dubrovnik, el paisaje te lanza una advertencia visual: te vas a enamorar.
La carretera se va pegando al Adriático como si no quisiera separarse nunca, y lo que te espera al final es la Bahía de Kotor.
O, dicho de otra forma: El fiordo más alucinante del sur de Europa.
Kotor es de esos sitios que parecen un decorado de película… hasta que tropiezas con un gato y recuerdas que sí, que esto es real.
Porque ojo: No solo es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1979.
Es un casco histórico encerrado en murallas, lleno de callejuelas empedradas, iglesias ortodoxas, plazas diminutas y catedrales que llevan ahí más siglos que el polvo que guardas debajo de la alfombra.
Y todo esto, con mariscos frescos en cada esquina y un risotto negro que te reconcilia con la vida.




2. Lago Skadar, Ulcinj y la playa más salvaje de Montenegro:
Hay viajes que empiezan a hacer clic en la cabeza cuando te das un chapuzón y miras alrededor pensando: “¿Cómo es posible que este sitio no esté petado?”
Eso fue lo que nos pasó en esta etapa, cuando decidimos dejar atrás la historia medieval de Kotor para lanzarnos a la cara más natural, salvaje y sureña de Montenegro.
El lago que parece un océano… pero en versión balcánica:
El Lago Skadar no es cualquier charco.
Es el lago más grande de los Balcanes y, aunque comparte frontera con Albania, desde el lado montenegrino ya impresiona.
Tiene ese aire de sitio remoto, tranquilo, con barquitos de pesca al fondo, garzas sobrevolando como si estuvieran coreografiadas por National Geographic, y ese reflejo que convierte al agua en espejo.
¿Planazo? Pillar un barquito en Virpazar y dejarse llevar. Literal.
Puedes negociar el precio del paseo (sí, el regateo aquí se lleva con naturalidad), y te lo decimos ya: merece la pena.
Es de esos momentos en los que bajas el ritmo y sube el disfrute.
Ah, y si te mola el rollo vistas top: sube al Castillo de Besac.
Desde ahí verás el lago en todo su esplendor, rodeado de vegetación y con ese verde que parece que alguien se pasó tres pueblos saturando los colores.
Ulcinj: más cerca de Albania, más lejos del postureo:
Después del relax del lago, seguimos la ruta hasta Ulcinj, una ciudad con alma otomana, mezcla de culturas y callejuelas donde el café se sirve fuerte y la historia se cuela por las esquinas.
Aquí no esperes una ciudad “bonita” al uso. Es una ciudad auténtica, y eso mola más.
Tiene su fortaleza con vistas épicas al Adriático, callecitas donde huele a especias y leyendas que te sueltan los locales sin pedir permiso.
Como la de Cervantes, que supuestamente estuvo preso aquí y se enamoró de la hija de un gobernador turco.
¿Verdad o cuento? Quién sabe.
Pero Ulcinj te la cuenta con tanta convicción, que tú acabas queriendo creer.
Antes de irte, haz lo que haría Cervantes si tuviera Instagram: ve a la Plaza de Cervantes, pide un café fuerte y haz una story mirando al mar.
Playa de Velika: la reina de la arena (y del chill):
Y como broche del día, nada como rematarlo con un baño en la Playa de Velika, la más larga de Montenegro. Arena fina, olas suaves, y chiringuitos sin pretensiones.
Aquí no hay postureo.
Hay sombra, hamaca, cerveza fría y la sensación de haber llegado a un sitio donde el tiempo se estira y el estrés te dice adiós.
Quédate hasta que caiga el sol. Porque cuando anochece en Velika, el cielo se enciende en naranja y tú solo puedes brindar por ese momentazo.





3. Petrovac, Sveti Stefan y Budva: el Montenegro más costero (y con más fotazas por metro cuadrado).
A estas alturas del viaje ya estás metido en el mood balcánico: mezclar historia, naturaleza y buena comida con una facilidad pasmosa.
Pero ahora toca subir el listón fotográfico. Te lo advertimos: la costa sur de Montenegro no tiene vergüenza de lo guapa que es.
Petrovac: Donde James Bond haría escala para desayunar.
Empezamos la jornada en Petrovac, un pueblo costero tranquilo, con ese rollo de vacaciones familiares de los años 90…
Dicen que aquí se rodaron escenas de Casino Royale, y aunque Daniel Craig no aparece (nosotras lo buscamos), el escenario lo compensa: una antigua fortaleza veneciana con vistas al mar, agua que parece Photoshop y barquitas que se balancean como si llevaran toda la vida en slow motion.
Desde el paseo marítimo se ve Sveta Nedjelja, una islita con una iglesia en lo alto que parece puesta con pinzas para la foto.
Puedes llegar en kayak, en lancha o incluso nadando si eres de los que no necesitan excusas para mojarse.
La leyenda dice que si tocas la campana del templo, te dará salud y felicidad.
Nosotras la tocamos. Por si acaso.
Sveti Stefan: La postal imposible.
De Petrovac nos vamos a Sveti Stefan, el icono por excelencia de Montenegro.
Es esa foto que aparece cuando googleas “ver Montenegro” y te dices: “Esto no puede ser real”.
Pues lo es.
Aunque, avisamos: no puedes entrar si no eres huésped del hotel de lujo que ocupa la isla.
Pero no te preocupes, porque las mejores vistas están desde fuera, desde el mirador o la playa cercana, donde puedes sacar esa foto de postal sin pagar tarifa de millonario.
Y sí, por aquí han pasado celebrities de verdad: desde Sofía Loren hasta Novak Djokovic.
Pero lo importante es que ahora estás tú, con tu cámara y tu mojito, mirando un sitio que parece sacado de un cuento… y sin filtro.
Budva: Fiesta, historia y callejones con flow mediterráneo.
La última parada del día es Budva, la ciudad más animada del país.
Tiene ese equilibrio raro pero maravilloso entre casco histórico encantador y vida nocturna potente. Como si Ibiza y Split se hubieran dado la mano.
Lo suyo aquí es dejarse llevar.
Callejuelas empedradas, plazas con artistas callejeros, tiendas que no venden lo de siempre y la ciudadela, que corona el conjunto con vistas al mar y al ajetreo suave de los barcos.
Budva es de esas ciudades donde cada esquina huele a algo distinto: a pan recién hecho, a sal, a jazmín… y a ganas de quedarte un día más.




Epílogo: ¿Y Dubrovnik?.
Lo sabemos: este post va de Montenegro.
Pero si has llegado hasta aquí, es muy probable que estés organizando el viaje con entrada o salida por Dubrovnik, en la vecina Croacia.
Y aunque Dubrovnik merece su propio artículo (¡spoiler: Lo tendrá!), no podíamos cerrar sin contarte lo básico:
- Desde Dubrovnik al norte de Montenegro hay apenas 1 hora en coche.
- Los vuelos a Dubrovnik suelen ser más baratos y frecuentes que al aeropuerto de Podgorica.
- Así que sí: Dubrovnik es la puerta de entrada perfecta para descubrir Montenegro… aunque ojo, porque puede que te tiente a quedarte un día más.
Pero eso… te lo contaremos otro día.

Y ahora sí, hasta aquí Montenegro…
Un país pequeñito pero con alma de gigante.
Con pueblos de piedra, lagos de otro mundo y fiordos que no sabías que existían.
Y con ese algo que te hace pensar: «¿Cómo no había venido antes?»
Pero claro, si todo esto te ha sorprendido…
Espérate a ver lo que viene en la próxima No Newsletter.
Porque allí contamos lo que no lo vas a ver en Instagram (ni en el kiosco de la esquina con postales de flamencas).
Suscríbete gratis y te llevamos de viaje cada día, sin filtros, sin postureo y sin pagar comisión a ninguna IA que escriba por nosotros:
Datos Básicos:
- Mapa Interactivo: En Kotor, Budva, Ulcinj o alrededores del Lago Skadar vas a encontrar alojamiento para todos los gustos. Desde apartamentos familiares hasta hoteles boutique con vistas al Adriático.
Y si quieres facilitarte la vida, con este mapa te ahorras horas de búsqueda y vas a tiro hecho.
- Cómo llegar: Lo más práctico (y económico) suele ser volar a Dubrovnik (Croacia) y desde ahí alquilar coche y cruzar la frontera por carretera
- Transporte: La mejor forma de moverse por Montenegro es en coche.
Las distancias no son grandes, pero las carreteras son montañosas, así que… calma y paisaje.
Y si te animas a reservar coche:
Aquí tienes nuestro comparador de alquiler con descuentos. - Moneda: Aunque no pertenezca a la UE, en Montenegro se usa el euro. Un gustazo no tener que estar haciendo cálculos de divisa.
- Internet: Si no quieres dejarte un riñón con el roaming, puedes pillar una eSIM.
Nosotras usamos Holafly y nos fue de lujo: buena cobertura y todo listo en menos de 5 minutos.
Aquí tienes nuestro enlace con descuento. - Comida: Marisco, pescado fresco, carnes a la brasa y vinos locales que sorprenden.
El presupuesto medio para comer bien está por debajo de la media europea.
Sí, Montenegro es de esos sitios donde aún te puedes dar un homenaje sin que tiemble la tarjeta.
Comentarios:
4 comentarios en “Montenegro sin colas ni clichés: 3 paradas que aún respiran”
¡Tomo nota, muy interesante!.
Con ganas de que publiquéis el de Croacia que tengo muchas ganas de ir.
¡Nos alegra que te haya resultado interesante! Estamos ultimando los detalles de la publicación de Croacia. La podréis disfrutar en breve.
#Siguelapiedra y continúa descubriendo lugares a través de nuestras publicaciones.
Nos encanta. Está en nuestra lista de destinos próximos. Tomamos nota de vuestra ruta!
Un saludo
Hola!!
Montenegro es un país para descubrir que siempre recomendamos.
Muchas gracias por leernos y ya nos contaréis que tal si os decidís a ir.
Un saludo!!