Los mejores restaurantes italianos de Madrid
Podríamos habernos montado una ruta de pasta sencilla, pedir cuatro platos clásicos y salir del paso.
Pero claro… eso no sería muy Vive La Vida Roca, ¿verdad?
Así que nos tiramos de cabeza a un reto gastronómico de los que dejan huella (y alguna que otra servilleta manchada de salsa).
Probar, comparar y buscar los 10 mejores restaurantes italianos de Madrid.
Había una regla clara: Solo entrantes, pasta y postres.
Cero pizzas.
(Que para eso ya tenemos en marcha el #RetoPizza, y no mezclamos placer con placer.)
¿El objetivo?
Encontrar los mejores platos de pasta de la ciudad, juzgar con rigor y disfrutar como si estuviéramos en un callejón de Bolonia.
Después de años de carpaccios, ravioli, burratas, carbonaras y cannoli, aquí está el ranking definitivo del #RetoItaliano.
Del puesto 10 al 1, con mención especial incluida.
Sin filtros, sin marketing, sin presión… y con mucho amor por la pasta bien hecha.
Abre el apetito, que empezamos.
- 10. Alduccio – Nota: 7 (~30‑35 €/persona).
- 9. Bacaro de Fabio – Nota: 7,5 (~25‑30 €/persona).
- 8. Don Giovanni – Nota: 8 (~30‑35 €/persona).
- 7. Da Giuseppina – Nota: 8 (~30‑35 €/persona).
- 6. Ozio Gastronómico – Nota: 9 (~40‑45 €/persona).
- 5. Beata Pasta – Nota: 10 (~20‑25 €/persona).
- 4. Pagus – Nota: 10 (~25‑30 €/persona).
- 3. Settebello – Nota: 10 (~25‑30 €/persona).
- 2. Baldoria – Nota: 10 (~35‑40 €/persona).
- 1. Pante – Nota: 10 (~40‑45 €/persona).
- Mención especial: Noi – Nota: 10 (~60‑70 €/persona).
- Cómo hicimos el reto y qué valoramos:
10. Alduccio – Nota: 7 (~30‑35 €/persona).
Alduccio es uno de esos italianos clásicos que no se complican la vida.
Carta tradicional, ambiente tranquilo y platos que te recuerdan que no todo tiene que ser moderno para estar bien.
Aquí la experiencia fue correcta.
La pasta, bien ejecutada, sin alardes, pero cumplidora.
Los entrantes no pasaron a la historia, pero acompañaron con dignidad.
Y el postre fue lo mejor de la comida, sin llegar a hacernos suspirar, pero con ese toque dulce que se agradece al final.
Lo mejor de Alduccio es su honestidad: no pretende ser el nuevo templo de la pasta, y eso le da un encanto sencillo.
Pero claro, en un reto donde hemos encontrado sitios que te hacen aplaudir con la boca llena, ser simplemente correcto no te lleva muy lejos.
Ideal si estás cerca, si te apetece comer algo rico sin rebuscar demasiado o si tienes morriña de los italianos de toda la vida.
Pero si buscas emoción pura… te conviene seguir leyendo.


9. Bacaro de Fabio – Nota: 7,5 (~25‑30 €/persona).
Este sitio lo teníamos fichado desde hace tiempo.
Tiene fama, tiene nombre propio en la puerta, y tiene platos que suenan bien solo con leerlos.
Y sí, nos encontramos con una cocina bien resuelta y algún destello interesante…
Pero algo no terminó de cuajar.
Los entrantes fueron lo mejor de la comida, con propuestas diferentes y bien presentadas.
La pasta, sin embargo, nos dejó frías.
Y no porque estuviera templada, sino porque le faltó punch, mimo, ese punto de magia que distingue a un buen plato de uno que simplemente cumple.
Y cuando estás en medio de un reto como este, cumplir no basta.
A favor: el sitio es mono, el servicio es amable y hay platos que suenan muy bien.
Pero nosotras no volvemos solo por el sonido. Volvemos cuando el sabor nos da un bofetón de felicidad.
Y aquí, lo sentimos, la bofetada fue más bien una caricia tibia.


8. Don Giovanni – Nota: 8 (~30‑35 €/persona).
Don Giovanni es uno de los grandes clásicos del panorama italiano en Madrid.
De esos nombres que, cuando los dices, todo el mundo asiente como si hablaras de alguien famoso.
Y sí, la experiencia fue buena.
Entrantes sabrosos, pasta al dente, postres bien pensados.
Pero (y aquí viene el pero), esperábamos más.
Cuando un restaurante va precedido de tanta fama, el listón sube solo.
Y lo que en otro sitio nos habría parecido excelente, aquí nos supo… a notable.
De esos sitios donde todo está correcto, pero falta esa chispa inesperada, ese detalle que hace que lo recomiendes con los ojos cerrados.
No decepciona, pero tampoco te deja con la boca abierta.
Y en este reto, donde hemos encontrado auténticas barbaridades de pasta, Don Giovanni se queda en una zona media alta que sabe un poco a “demasiado medido”.
Eso sí: si no has estado nunca, es un buen lugar para empezar a tomarte la pasta en serio.



7. Da Giuseppina – Nota: 8 (~30‑35 €/persona).
Da Giuseppina es de esos sitios que no se esfuerzan en parecer italianos… porque ya lo son.
Y eso se nota: en el acento del personal, en la decoración sin pretensiones, en la carta que no necesita florituras.
La comida estuvo muy bien.
La pasta, casera y con ese punto que te hace sospechar que hay una nonna invisible en la cocina.
Los entrantes nos sorprendieron (para bien), y el postre fue una despedida dulce y bien medida.
¿Por qué entonces no está más arriba?
Porque a pesar de hacerlo casi todo bien, le faltó un golpe de efecto, un plato memorable, una frase final que nos hiciera cerrar los ojos y decir “mamma mia”.
Y en un reto donde varios lo han conseguido, ese pequeño “casi” pesa.
Aun así, Da Giuseppina es un acierto seguro si buscas autenticidad, buena relación calidad-precio y cero postureo.
Volveríamos, sin duda.
Pero no lo pondríamos al frente del desfile.


6. Ozio Gastronómico – Nota: 9 (~40‑45 €/persona).
Aquí ya se empieza a jugar en otra liga.
Ozio Gastronómico es uno de esos sitios donde todo parece pensado al detalle, desde los platos hasta el ambiente. Pero sin caer en la trampa de parecer demasiado perfecto.
Y eso se agradece.
La pasta fue de las mejores del reto: sabrosa, con textura, con intención.
Los entrantes nos dejaron con la ceja levantada (en el buen sentido), y el postre… mira, solo diremos que nos hizo discutir quién se comía el último bocado.
Así de serio fue el asunto.
Lo que más nos gustó es que se nota que hay cocina con criterio, sin necesidad de reinventar la rueda.
No hay fuegos artificiales, pero sí profundidad, sabor y respeto absoluto por el producto.
¿Por qué no llega al top 5?
Pues porque los que vienen después nos volaron la cabeza.
Y en un reto donde hemos probado de todo, la competencia en las alturas es feroz.
Pero si buscas cocina italiana con alma, técnica y platos que hablan por sí solos, Ozio es parada obligatoria.


5. Beata Pasta – Nota: 10 (~20‑25 €/persona).
Sí, Beata Pasta tiene un 10.
Pero si estás leyendo esto y has llegado hasta aquí, ya sabes que no todos los dieces pesan igual.
Este es un diez de “lo hacen muy bien, volveríamos encantadas… pero no nos tatuaríamos sus ravioli”.
Beata Pasta es de esos sitios donde todo está cuidado: carta breve pero apetecible, ambiente relajado, atención amable y platos que entran por los ojos… y no decepcionan al probarlos.
Nos gustó especialmente la pasta: bien ejecutada, con personalidad y con ese punto reconfortante que te hace sentir como en casa.
Los entrantes cumplieron, y el postre (sin ser el más memorable del reto) redondeó la experiencia.
Pero aquí va la clave:
todo estaba muy bien… pero nada se nos quedó grabado a fuego.
Y cuando has probado lo que viene a continuación, eso marca la diferencia.
Ideal para una comida italiana sin riesgos, con sabor y sin florituras.
Pero si estás buscando el plato que te cambie la vida, quizás lo encuentres más abajo.


4. Pagus – Nota: 10 (~25‑30 €/persona).
Aquí la cosa cambió.
Pagus fue uno de esos restaurantes que, sin grandes fuegos artificiales, nos dejó calladas en cuanto llegó el primer plato.
Y eso, para nosotras, es casi milagroso.
La pasta estaba sencillamente espectacular.
Recetas súper novedosas. Cada ingrediente estaba en su sitio y cada sabor tenía un propósito.
Los postres nos encantaron (especialmente uno que no diremos cual es para que vayas y lo descubras tú).
Pagus no pretende seducirte con artificios.
Te seduce con calma, con fondo, con cocina hecha por alguien que sabe muy bien lo que está haciendo.
Y eso se nota.
Mucho.
¿Por qué no está más arriba si todo fue tan redondo?
Porque lo que viene ahora no solo estuvo bueno: estuvo indescriptible.
Y sí, ese es otro nivel.
Pero si te gusta comer bien, sin sustos, con elegancia y con sabor auténtico… Pagus es de lo mejor que puedes probar en Madrid.


3. Settebello – Nota: 10 (~25‑30 €/persona).
Con Settebello nos pasó algo curioso:
Fuimos sin expectativas.
Sin hype.
Sin ese runrún que acompaña a los “must” de la ciudad.
Y quizá por eso, nos pegó el tortazo de sabor más inesperado del reto.
Porque aquí no hay postureo.
Hay producto, técnica y platos que te hacen mirar a quien tienes al lado con cara de: “¿Tú también estás flipando o es cosa mía?”.
La pasta estaba perfecta.
Pero no solo por la cocción (que también), sino por el equilibrio entre lo tradicional y lo atrevido, por esas combinaciones que no suenan a “ya lo he probado mil veces”.
Los entrantes fueron otro acierto.
Y el postre, directamente, de los mejores del reto.
(¿Puede un final dulce emocionar? En Settebello sí.)
Settebello no necesita cartel luminoso ni fama de Instagram.
Lo suyo es cocinar bien y que hables de ellos cuando sales por la puerta.
Y aquí estamos, haciéndolo.
Si quieres un italiano que no falla, que sorprende y que te deja con ganas de volver a la semana siguiente: este es tu sitio.


2. Baldoria – Nota: 10 (~35‑40 €/persona).
Baldoria no es solo un restaurante.
Es una experiencia.
Una fiesta italiana en la que no sabes si aplaudir al chef, abrazar a quien te atiende o simplemente quedarte a vivir allí.
Aquí todo fue redondo:
Entrantes que nos dejaron en silencio (y eso ya es raro), pasta que rozó la perfección (textura, intensidad, equilibrio) y un postre que podríamos describir como escandalosamente bueno sin miedo a exagerar.
¿Sabes ese momento en el que todo encaja?
La música de fondo, el ambiente, el plato, el primer bocado, el segundo… y ese gesto que se te escapa como diciendo “uff…”.
Pues eso fue Baldoria.
Y aunque sabíamos que lo teníamos difícil para puntuar con tanto nivel, aquí no hubo dudas: era un 10 sí o sí.
De los que no se regalan.
De los que se ganan cucharada a cucharada.
¿Por qué entonces no es el número 1?
Porque el que viene después no fue solo una comida.
Fue una declaración de amor a la cocina italiana.



1. Pante – Nota: 10 (~40‑45 €/persona).
Lo de Pante fue de otro nivel.
No fue solo una comida.
Fue una clase magistral de cómo se hace cocina italiana con alma, con técnica y con un concepto que se respira en cada detalle.
Desde que entras hasta que te vas, todo está cuidado: la estética, la carta, la música, el ritmo del servicio, el emplatado.
Y por supuesto… la comida.
Los entrantes nos dejaron con ganas de pedirlos todos.
La pasta, directamente, fue la mejor del reto: equilibrio, intensidad, sabor profundo, cocción perfecta.
Cada plato tenía algo especial, algo que no encontrábamos en ningún otro sitio.
Y el postre fue la guinda que confirmó lo que ya sospechábamos: estábamos en el número 1.
Pante es un lugar donde la cocina italiana se eleva, pero sin perder la raíz.
No es un sitio barato, ni pretende serlo.
Pero aquí pagas por excelencia. Por emoción. Por salir diciendo:
«¿Esto ha sido real o un sueño con olor a albahaca?»
Y si después de leer esto aún dudas de si es para tanto, solo podemos decirte una cosa:
Ve. Siéntate. Pide. Y luego nos lo cuentas.



Mención especial: Noi – Nota: 10 (~60‑70 €/persona).
Noi no compite.
No porque no pueda, sino porque está en otra categoría.
Es el típico restaurante que, si lo metemos en el ranking, arrasa.
Pero también sabíamos que compararlo con el resto no sería justo:
porque Noi está en la Guía Michelin, porque tiene otro enfoque, otra ambición y otro nivel de exigencia… y porque sí, también otro precio.
Pero teníamos que probarlo.
Y menos mal.
Desde el primer entrante hasta el último postre, cada plato fue una experiencia.
Aquí no hay improvisación.
Todo tiene un porqué.
Todo está medido.
Y sin embargo, nada suena a cocina fría o pretenciosa.
Al contrario: en Noi se come con emoción, con pausa, con ese placer que hace que quieras cerrar los ojos entre bocado y bocado.
La pasta fue de otro planeta.
El postre, una locura.
Y el servicio… de los que te hace sentir que estás en el sitio adecuado, en el momento exacto.
Por eso no lo incluimos en el ranking.
Porque cuando el nivel es tan alto, lo comparas con sí mismo, no con los demás.
Noi no juega.
Noi crea.
Y nosotras, felizmente, lo comimos todo.


Cómo hicimos el reto y qué valoramos:
No somos críticas gastronómicas.
Ni falta que hace.
Pero después de muchos años viajando por Italia (y por la vida), sabemos cuándo una pasta está hecha con cariño… y cuándo solo está cocida.
Durante dos años visitamos cada uno de estos restaurantes.
Fuimos sin avisar, sin buscar trato especial y, por supuesto, pagando cada plato (como debe ser).
Lo que valoramos fue esto:
- Entrantes: sabor, originalidad y si abren el apetito de verdad.
- Pasta: punto de cocción, intensidad del plato, salsas y equilibrio.
- Postres: si estaban a la altura o eran un “bueno, por acabar con algo dulce”.
- Experiencia completa: ambiente, servicio y si salimos diciendo “aquí hay que volver”.
No puntuamos pizzas, porque eso es otro mundo.
Y para eso ya está nuestro #RetoPizza, que también viene fuerte.
Cada restaurante recibió una nota global del 1 al 10.
Y como verás, hubo varios 10… pero no todos valen lo mismo.



Hay muchas formas de buscar el mejor restaurante italiano de Madrid.
Mirar reseñas.
Preguntar a Google.
Seguir a una influencer con acento fingido y fondo de burrata.
O hacer lo que hicimos nosotras:
sentarnos, probarlo todo y contártelo sin filtros.
Este ranking no es perfecto.
Pero sí es real.
Y está hecho plato a plato, con hambre, con curiosidad y con todo el respeto del mundo por la buena cocina.
Porque para nosotras viajar también es esto:
abrir una carta, probar algo nuevo, cerrar los ojos al primer bocado y pensar… “esto sí”.
¿Te ha gustado este post?
¿Quieres más retos, más rankings sin venderte humo y más recomendaciones que no suenan a publi encubierta?
Entonces…
Suscríbete a nuestra No Newsletter.
No tenemos recetas, pero tenemos mucho que contarte:
Mapa interactivo: Si después de leer este post te han entrado unas ganas locas de organizar tu propio reto italiano (o al menos pegarte una buena comilona), te lo ponemos fácil. Aquí tienes un mapa con todos los restaurantes que probamos, ubicados en Madrid capital, y además, alojamientos cercanos por si vienes de fuera o decides quedarte a dormir la siesta post tiramisú. Haz zoom, mira la zona y reserva donde más te convenga.
El mapa es interactivo y puedes reservar directamente desde aquí.