Vamos a ser claras.
España está hasta arriba de sitios que salen en todas las guías, en todos los reels de postureo y en todas las cuentas de “viajes bonitos” de Instagram.
Que si la Alhambra, que si la Sagrada Familia, que si la playa de Las Catedrales…
¡Que sí, son preciosos, no decimos que no! Pero, sinceramente, ya huelen un poco a “visto en TikTok”.
Por eso hoy venimos a contarte 5 lugares de España que casi nadie conoce.
Rincones que no están hasta la bandera de turistas, que no necesitas hacer cola para verlos y donde la única foto que vas a tener es la tuya, no la de 50 influencers haciendo la misma pose.
Así que, si te mola la aventura y quieres fardar de conocer sitios diferentes, sigue leyendo.
Prometido.
Cero postureo, mucha esencia y paisajes de flipar.
1. Parque Nacional de Cabañeros (Ciudad Real y Toledo):
¿Has oído hablar del Parque Nacional de Cabañeros?
Quizá te suene por la berrea, ese espectáculo brutal donde los ciervos macho berrean como si no hubiera un mañana para conquistar a las hembras.
Es una pasada, sí.
Pero hoy venimos a contarte algo que quizás no sepas.
Cabañeros en primavera es una auténtica joya escondida.
Si estás buscando un plan para desconectar, respirar aire puro y alucinar con la naturaleza sin filtros, sigue leyendo.
Porque este rincón de Castilla-La Mancha, entre Ciudad Real y Toledo, tiene mucho que ofrecer, y no solo en otoño.
En primavera, Cabañeros es todo luz y color.
Los campos están repletos de flores.
Parece que la naturaleza hubiera presionado el botón de «modo belleza».
Además, que en esta época del año también podrás ver multitud de ciervos (ojo, se ven muchos más a primera hora del día) jabalíes o corzos.
Pero en Cabañeros no sólo hay animales de 4 patas.
Este es uno de los lugares más «top» para el avistamiento de aves.
Podrás ver volar sobre tu cabeza el águila imperial ibérica, buitres leonados o cigüeñas negras. Así que no olvides tus prismáticos porque si no los llevas te vas a arrepentir.
La mayor parte del Parque Nacional de Cabañeros sólo se puede visitar en 4×4 y con un guía especializado. Así que, si te están entrando ganas de conocerlo Aventuras Cabañeros es quien organiza las visitas.
A tan sólo unos minutos del Parque Nacional, hay un lugar que ni te imaginarías que está allí.
En el pequeño pueblo de Alcoba está Astroturismo Cabañeros (Las 7 Cabrillas). Un lugar donde disfrutar de los maravillosos cielos estrellados de esta zona y donde ofrecen un montón de actividades para toda la familia.
Y si lo tuyo va más de ritmo tranquilo y contacto directo con la naturaleza, también tienes opción de hacer rutas a caballo por los alrededores.
Imagínatelo.
El sonido de los cascos, el olor a monte y esas vistas infinitas de dehesas, suaves colinas y… un chapuzón en el río Bullaque a lomos de tu caballo. Un planazo perfecto para familias, parejas o para ir con amigos a desconectar.
Lo bonito de Cabañeros es que, aunque es Parque Nacional desde 1995, aún no está masificado.
Es de esos sitios que cuando los descubres, piensas: “¿Cómo no he venido antes?”.
Y eso lo hace aún más especial.
Es naturaleza auténtica, salvaje pero cercana, con gente local que te recibe con los brazos abiertos y planes para todos los gustos.
Si vas, repetirás.
2. Sierra de Gata (Cáceres, Extremadura)
Si lo tuyo es buscar sitios que no salen en todas las stories, sigue leyendo porque te vamos a descubrir un rincón que es una maravilla.
La Sierra de Gata, en el noroeste de la provincia de Cáceres.
Aquí no vas a encontrar colas para hacerte la típica foto “de influencer”.
Aquí vas a encontrar pueblos con alma, naturaleza a rabiar y piscinas naturales de esas que parecen sacadas de un anuncio.
En la Sierra de Gata, el tiempo va a su ritmo.
Sin prisas, sin empujones, sin postureo.
Es la España rural de verdad.
Esa que huele a leña en invierno y a campo en primavera.
Esa que te va a enganchar tanto, que querrás volver una y otra vez.
En lugares como este es difícil seleccionar qué ver (o dejar de ver). Porque cualquier rincón es una verdadera postal.
Pero te vamos a hacer una pequeña lista, para que vayas con alguna idea clara y luego ya… te dejes llevar.
- Trevejo. El pueblo de las mil fotos auténticas: Un mini-pueblo de piedra con un castillo en ruinas que parece de película medieval. Las vistas desde allí son de las que quitan el hipo. Y sí, aquí las fotos salen solas, sin falta de filtros. Espera al atardecer y guárdalo en tu memoria antes de sacarle la foto. Es algo impagable.
- San Martín de Trevejo y su «fala«: Un pueblito precioso donde hablan un dialecto que te sorprenderá mezcla de gallego y asturleonés. Calles empedradas, balcones de madera con flores, y ese rollo de «esto sí es un pueblo de verdad». No te lo pierdas.
- Piscinas naturales en cualquier rincón: En verano, las piscinas naturales son lo más top. La de Acebo, la de Gata o la de Robledillo de Gata son geniales. Agua fresquita, limpia, rodeadas de verde… y sin tener que pelearte por poner la toalla.
- Robledillo de Gata. La postal rural: Otro de esos pueblos que parecen anclados en el tiempo y con un paisaje que lo rodea que es espectacular. Con casitas de adobe y madera, callejuelas estrechas y un museo del aceite que es una delicia. Tranquilidad en estado puro.
- Senderos que no salen en los reels: La Sierra de Gata está llena de rutas de senderismo que no son muy conocidas. Caminos entre castaños, robles, arroyos y paisajes de cuento. Nivel fácil. Para disfrutar, no para sufrir.
Pero además de lugares para visitar, la Sierra de Gata es un verdadero paraíso gastronómico.
Olvídate de los brunch con aguacate y huevos Benedict.
Aquí te vas a hinchar a embutido, quesos de cabra, cabrito, migas extremeñas, aceitunas, aceites y vinos locales.
Y todo rico, auténtico y barato.
Nada de pagar 20 euros por un trozo de pan con tomate.
La Sierra de Gata es ese sitio al que vas cuando necesitas resetear.
Sin postureo, sin prisas, sin ruido.
Es perfecta para un finde largo, para perderte sin rumbo o para reconectar con la naturaleza sin tener que irte al fin del mundo.
Y lo mejor, sin masificaciones.
3. Artajona (Navarra)
Si buscas sitios para posturear, sigue de largo.
Pero si lo que te mola es descubrir joyitas auténticas, sin colas infinitas ni hordas de influencers, Artajona es tu sitio.
Está en Navarra, a media horita de Pamplona, y aunque no sale en todas las guías de “lo más bonito de España”, es un sitio que te deja con la boca abierta.
Artajona tiene el encanto de los pueblos que no van de nada pero lo son todo.
Construcciones medievales auténticas, calles de piedra, vistas que parecen sacadas de una peli y un ambiente tranquilo, de esos que te hacen bajar las pulsaciones.
Nada de tiendas “cuquis” para turistas, ni gastrobares de moda.
Aquí todo es de verdad.
Tascas de las de pintxo y zurito, gente que te saluda al pasar y una calma que se agradece.
Y ojo, que tampoco es que sea un pueblo muerto.
Tiene historia, arte, y rincones que te van a encantar para perderte (y sí, para sacar fotones que no están en todos los feeds de Instagram).
Te va a encantar su «cerco» o como diríamos en la mayor parte de España su muralla.
Una pedazo de fortificación medieval que parece sacada de Juego de Tronos.
Puedes recorrer las murallas, subir a las torres y flipar con las vistas. Y lo mejor. Lo haces a tu ritmo, sin prisas y sin tener que esperar para hacerte la foto.
La iglesia fortaleza de San Saturnino es uno de esos monumentos «peculiares» que hay en nuestro país.
No sólo fue una iglesia, sino también un castillo.
Si puedes sube a su tejado, un ejemplo único en el mundo de tejado «lomo de dragón» que sirve también para almacenar más de 80.000 litros de agua.
Simplemente impresionante.
¡¡Ojo «cuidao»!!. No te vayas de Artajona sin probar un vinito.
Porque aquí estás en tierras de vinos.
Lo pides. Te sientas en una terracita y te marcas un momento de esos que saben a gloria.
Artajona es de esos sitios que descubres casi por casualidad, te das una vuelta y piensas: “¿Cómo puede ser que esto no esté petado de gente?”.
4. Parque Natural de la Sierra de Irta (Castellón):
Si buscas un lugar con letras gigantes para hacerte la foto de “he estado aquí” o columpios colgando de un acantilado para tu reel, la Sierra de Irta no es para ti.
Pero si eres de los que disfrutan descubriendo sitios que no están hasta arriba de gente, donde el paisaje habla por sí solo y la tranquilidad es la verdadera protagonista, entonces sí.
Apunta. Parque Natural de la Sierra de Irta.
No te va a decepcionar.
A lo mejor este parque natural no te suena de nada, pero te lo vamos a ubicar en el mapa.
Está en la costa de Castellón, entre las localidades de Peñíscola y Alcossebre.
La mayoría va directo a las playas masificadas y ni se enteran de que, a un paso, tienen una sierra salvaje que se tira al mar sin pedir permiso.
Aquí no hay hoteles enormes, ni paseos marítimos llenos de chiringuitos.
Lo que hay es naturaleza en estado puro.
Acantilados, calas escondidas, senderos que huelen a romero y vistas que te hacen sentir en otro mundo.
Olvídate de las playas a tope de sombrillas.
Te esperan calitas pequeñas, de agua clara y piedras gordas, donde poder disfrutar del sonido del mar y de tus pasos al caminar.
Nombres como Cala Mundina, Cala Blanca o la Cala del Pebret van a ser tu pequeño secreto.
Pero es que además de calas, es un lugar ideal para hacer rutas a pie o en bicicleta.
La ruta de la Torre Badum es un «must».
Tiene una subidita sencilla, pero con unas vistas que te van a hacer sentir en una peli de piratas.
Por el parque natural también discurre el sendero GR-92 por el que puedes recorrer parte de la ruta del litoral con la Sierra a un lado y el Mediterráneo al otro.
Al ladito del Parque Natural puedes visitar el castillo templario de Xivert, desde donde sacarás unas fotos espectaculares del Parque Natural de la Sierra de Irta con el mar de fondo.
Te flipará.
La Sierra de Irta es ese sitio al que vas cuando necesitas mar, montaña y calma, todo junto, y sin postureo.
Un lugar para sentirte explorador sin tener que irte al fin del mundo.
Así que ya sabes, la próxima vez que alguien te diga “vamos a la playa”, tú proponles el Parque Natural de la Sierra de Irta.
Y cuando veas la cara que ponen al descubrirlo…
¡Nos lo agradecerás!
5. Reserva de la Biosfera de Urdaibai (Vizcaya):
La Reserva de la Biosfera de Urdaibai es uno de esos sitios que no salen en las primeras páginas de Google cuando buscas “lugares espectaculares para mi feed de Instagram”.
Y quizá por eso mola tanto.
Aquí no vas a encontrar colas de gente esperando su turno para la foto perfecta.
Aquí la cosa va de naturaleza bruta y de paisajes que se disfrutan más con los ojos que con el móvil.
La Reserva de la Biosfera de Urdaibai está en pleno corazón verde de Vizcaya.
A unos 40 minutos en coche de Bilbao.
Aquí la ría de Mundaka se mezcla con playas salvajes, acantilados de infarto, y bosques que parecen sacados de los dibujos de David el Gnomo.
Urdaibai no es para posturear.
Es para patearlo sin prisa, para perderte por sus caminos, para sentir la energía especial que hay en el Bosque de Oma o para quedarte embobado viendo como las mareas transforman todo en cuestión de horas.
Además, te avisamos de que si te mola observar aves, este es tu Disneyland particular.
Pero vamos, aunque no sepas distinguir una garza de un pato de goma, fliparás igual con la cantidad de bichos alados que se dejan ver por aquí.
En la marisma de Urdaibai hay miradores donde el tiempo se para y solo se oye el viento y algún graznido perdido.
¡Ah!¿Que quieres playa? Pues también las tienes aquí en Urdaibai.
Nosotras te recomendamos las de Laga y Laida.
Dos joyitas naturales que son un espectáculo y no suelen petarse mucho de gente.
Y por lo de llenar el buche no te preocupes.
Amigui, estás en Euskadi.
Aquí se como BIEN, así en letras bien grandes.
Ya sea de pintxos por las tabernas de Mundaka o un buen «pescao» fresco en algún restaurante de Gernika. Vamos, que aquí lo que se dice hambre no vas a pasar.
Así que ya sabes, Urdaibai es ese destino que te limpia la mente y te llena la galería del móvil de fotos que no necesitan filtros.
Y lo mejor: sin postureo, sin prisas y sin influencers dando la turra.
Te vienes a descubrirlo ¿no?
¿Te han sorprendido estos lugares?
Estos 5 lugares está claro que no son para todos los viajeros.
Son para aquellos que buscan lo auténtico, disfrutar de las experiencias reales y no de las instagrameables.
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