¿Cómo te quedas si te decimos que rescatamos a una alemana en Alemania del baño de un área de descanso?

Las ingenieras, al rescate de la alemana.

Al rescate de la alemana

Como sabes los alemanes son los reyes de la ingeniería, tanto es así, que a veces se les va de las manos… ¿A que sí?

El caso es que, íbamos por la autovía y decidimos parar en un área de servicio para ir al baño. Hasta aquí, todo correcto.

Nos metemos en el servicio y oímos un «clack». En ese momento es cuando nos dimos cuenta de que ese baño no era como los demás. Tenía su truqui del almendruqui. Más que un truqui, un libro de instrucciones pegado en la puerta.

Que ya me dirás tú, ahí, en la taza del water, en vez de leer el periódico, leyendo las instrucciones del baño en alemán… fijo que lo hacen para que te entretengas.

Total, que el baño es de estos de cierre automático (ahora entendimos lo del «clack») y para abrir la puerta había que pulsar sobre un botón verde.

Pasado determinado tiempo, si no pulsabas el botón verde se volvía a oír otro «clack». ¿Por qué? Pues porque el baño inteligente considera que ya llevas suficiente tiempo dentro y decide quitar el pestillo a la puerta. Pero… es que también hay un botón rojo, porque claro, el baño puede considerar lo que quiera pero si tú no has acabado le das al botón rojo y… «clack» otra vez echado el pestillo.

Logramos salir del baño y oímos una vocecilla ahí como a lo lejos.

Ponemos oreja y escuchamos… ¡¡Heeeeeeeeeelp!! ¡¡Heeeeeeeeeeeeeeeeeelp!! seguido de «clack», «clack», «clack». ¡¡Ay!! ¡¡Que esos «clack», «clack» nos suenan!!. ¡¡Las puertas del baño!!.

Así que, a la que volvemos a oír el «clack» empujamos la puerta hacia dentro en plan comando de rescate, metiendo hombro. Se abre el baño y… ¡¡tacháaaaaaaaaaaaaaan!! ¡¡Una alemana!!

La mujer estaba desesperada. Entre la apertura automática y los botones se había hecho un lío y no era capaz de salir. Por lo visto llevaba encerrada más de 20 minutos.

Lo que nos pareció más curioso del caso es que nosotras habíamos sido capaces de descifrar las instrucciones del baño en alemán y la alemana (que ya sólo por cuestión de idioma lo debería tener más fácil) es la que se queda encerrada.

Al final, la alemana nos dio las gracias y continuamos con nuestro viaje, como no, partiéndonos de risa.

Moraleja: Si del baño en Alemania quieres salir, un «clack» debes oír.

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